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ClassPass es la compañía más nueva en unirse a las filas de startups valoradas en miles de millones de dolares. A inicios del 2020, ClassPass levantó en su ultima ronda de inversión $285 millones, llevando su valuación a más de mil millones de dólares. Pero ahora la primera unicornio de la década se enfrenta a una crisis inusual que puede tirar abajo su imperio.

Hoy en día ClassPass es la plataforma de membresías más grande de fitness y bienestar del mundo, ha corrido hacia la expansión global, pasando de 4 a 28 países. De igual manera, también se expandieron al bienestar corporativo, al asociarse con 1000 empleadores líderes como Southwest Airlines, Google y Morgan Stanley, y lanzar SmartTools para ayudar a sus 30,000 estudios asociados a generar más ingresos a través de una optimización de rendimiento mejorada. Las apuestas de la compañía han valido la pena, pero en estos momentos todo está pendiendo de un hilo delgado, entendamos cómo empezó ClassPass y su modelo de negocios.

¿Cómo hizo ClassPass para convertirse en el primer unicornio de la década en la industria del fitness?

Payal Kadakia, fundadora, comenzó el precursor de ClassPass, un servicio de suscripción para clases de baile y fitness en estudios y gimnasios, en 2012 después de imponerse un límite de tiempo de 14 días para tener una idea ganadora para una startup. Siete años después, su compañía llegó a tener más de 500 empleados en 18 países y recaudó más de $200 millones en fondos de riesgo. En sus inicios, el negocio con sede en la ciudad de Nueva York tuvo una temporada en una incubadora también tuvo un lanzamiento llamativo, pero eso no resultó en una gran afluencia de usuarios. Un año después de pivotear, todavía no funcionaba. Finalmente, Kadakia, ahora presidenta ejecutiva de ClassPass, enfocó en resolver con una solución inteligente los dos problemas que marcaban a los dueños de centros de entrenamiento.

Un problema y dos soluciones

Veamos de manera simple como funciona ClassPass, la empresa gana dinero vendiendo suscripciones mensuales, que permiten a los clientes tomar clases de ejercicio en muchos estudios de fitness. En lugar de limitarse a las clases disponibles en un gimnasio local, ClassPass permite a los usuarios elegir entre una amplia gama de actividades y explorar lo que las diferentes instalaciones tienen para ofrecer. Eso dio como lugar la solución para resolver dos grandes problemas en la industria de la salud y el entrenamiento: el aburrimiento del consumidor y el desperdicio de proveedores.

Muchas personas se unen a gimnasios con las mejores intenciones, pero terminan sin poder seguirlo después de algunas sesiones debido al aburrimiento. Además de descuidar los objetivos que se plantearon, bajar de peso, mejorar su salud o verse físicamente mejor. Pagar una membresía costosa en un gimnasio que nunca se usa es una carga para el bolsillo. Si bien seleccionar clases en diferentes lugares puede mantener las cosas interesantes, las tarifas de asistencia por una única vez suelen ser bastante altas, a veces hasta $30 por clase, por lo que mantenerse en forma realmente puede salir costoso.

En el otro lado de la moneda, los gimnasios y los estudios de fitness pierden dinero cuando no se completan las clases. Al igual que las aerolíneas aún operan vuelos que no están completamente reservados, las clases de entrenamiento no se cancelan debido a algunas alfombras de yoga vacías. Incluso si una clase se compra a una tarifa reducida, el negocio no pierde dinero porque sus gastos son estables independientemente de la asistencia. Cualquier descuento es mejor que un lugar vacío.

Para resolver esos problemas, ClassPass ideo una forma para que los consumidores compren un pase ilimitado a docenas de estudios de fitness boutique por una tarifa plana. ClassPass permite a las empresas participantes llenar espacios que de otro modo se habrían dejado vacíos, mientras que los consumidores pueden elegir los tipos de actividades que más disfrutan en varios lugares. El resultado final es una afluencia de nuevos clientes para los estudios locales y una rutina de entrenamiento totalmente adaptada a las necesidades de cada consumidor.

A partir de 2015, el precio de un ClassPass varía de $79 en ciudades como Seattle y Atlanta a $125 en la ciudad de Nueva York. La mayoría de las ciudades se ubican cerca del medio, alrededor de $90 a $100. ClassPass también está disponible en Toronto, Vancouver y Londres, donde los precios son un poco más bajos o más altos, respectivamente, debido a los tipos de cambio.

¿Cuál es el secreto del éxito?

Si bien ClassPass no es mucho más barato que muchas membresías de gimnasios, el verdadero valor de ClassPass reside en su diversidad. Desde su lanzamiento en 2013, se ha disparado en popularidad y ha recaudado más de $54 millones en fondos. Toda esa buena voluntad y entusiasmo de los inversores significa que ClassPass ha podido lograr acuerdos con cientos de estudios de fitness en más de 30 ciudades.

Por una tarifa mensual fija, los miembros de ClassPass pueden tomar un número ilimitado de clases en su ciudad de origen. Si los miembros se mudan o viajan, ClassPass viene para el viaje. Si un miembro está ausente por un período prolongado o sufre una lesión que le impide hacer ejercicio, puede poner su ClassPass en espera hasta que vuelva a recuperarse totalmente.

ClassPass facilitó más de un millón de reservas solo en 2014 y está valorado en más de $200 millones. La razón principal por la que tantas personas acuden a ClassPass es que les permite a los miembros explorar nuevas actividades con facilidad. Su lista masiva de estudios participantes, más de 4.000, significa que hay todo tipo de clases disponibles durante todo el año, desde clases tradicionales como yoga y pilates hasta opciones más aventureras como spinning acuático y aeróbicos.

Según Crunchbase, ClassPass ha recaudado $549 millones en 9 rondas de fondos de capital de riesgo. En su última ronda de la Serie E, la startup recaudó $285 millones a una valoración de $1 mil millones. Esto los puso oficialmente en el club de los unicornios.

Los inversores en la compañía incluyen el conglomerado singapurense Temasek Holdings, General Catalyst, Thrive Capital, GV, Apax Digital y muchos otros. Se cree que Temasek es el principal inversor de la compañía, ya que ha contribuido en la mayoría de las rondas de financiación de la compañía.

Como es típico con cualquier compañía financiada con capital de riesgo que está en modo de crecimiento, y gasto, ClassPass no revela públicamente sus números de ingresos.

La nueva realidad del coronavirus

Aunque parecía que ClassPass iba en el camino de reemplazar las membresías tradicionales de los centros de entrenamiento, las cosas dieron un giro inesperado, por no decir una revolución. Es una realidad aterradora que gran parte de los centros de entrenamiento que usan los servicios de ClassPass no van a sobrevivir a la pandemia.

Ya hemos tocado ese tema algunas veces en el Blog de Fitclass, es asombroso como está cambiando la industria del fitness, estamos en presencia de una revolución digital al nivel de los medios de comunicación, el comercio electrónico y el entretenimiento. Pero en fin.

ClassPass anunció hace poco que estaba despidiendo o suspendiendo a poco más de la mitad de su personal, ya que las medidas de distanciamiento social redujeron sus ingresos. Los cambios impactan al 53% del personal, con un 22% despedido y un 31% suspendido. Los cambios de personal afectarán a cientos de empleados. La compañía tenía anteriormente unos 700 trabajadores, según datos de LinkedIn. ClassPass tiene oficinas en la ciudad de Nueva York, San Francisco, Londres, Sydney y Missoula, Mont. Según su sitio web.

El liderazgo senior de ClassPass transmitió información de los recortes en llamadas separadas de Zoom con empleados: aquellos cuyos trabajos estaban seguros y aquellos cuyos trabajos fueron cortados de manera permanente o temporal Más tarde, en una llamada a toda la compañía con el personal restante

ClassPass que estuvo valorada en más de $1 mil millones a principios de este año, ha visto agotarse el 95% de sus ingresos, confirmó la compañía en un comunicado. Con los gobiernos de todo el mundo ordenando o instruyendo a los ciudadanos a quedarse en casa y evitar reunirse, la asistencia a los gimnasios disminuyó drásticamente antes de que muchos cerraran.

ClassPass se había enfrentado a la reacción de algunos propietarios de estudios antes de la crisis. Si bien la compañía dice que su plataforma ayuda a mostrar nuevas opciones de estudio a los consumidores, algunos propietarios de estudios le dijeron a Vice que ClassPass exprime financieramente a sus socios con centros de entrenamiento a través de un algoritmo que reduce los precios de sus clases. Los propietarios de los estudios que hablaron con Vice se quejaron de que no podían competir con los bajos precios de ClassPass incluso si salían de la aplicación. Un portavoz de ClassPass dijo a Vice que apoya a sus socios y que su «sistema está diseñado para no competir con los negocios directos de los socios».

A medida que los estudios de todo el mundo se vieron obligados a cerrar sus puertas para cumplir con las pautas de salud pública, ClassPass vio la oportunidad de ayudar y quizás recuperar algo de buena publicidad. La compañía había anunciado un programa que permitiría a los estudios asociados ofrecer clases transmitidas en vivo a través de la aplicación, con el 100% de los ingresos destinados a los estudios hasta el 1 de junio. También estableció un fondo de ayuda para los socios y dijo que igualaría hasta $ 1 millones en donaciones. ClassPass también ha ofrecido su propia biblioteca de clases de fitness pregrabadas de forma gratuita durante la crisis. Pero estas medidas distan mucho de ser una solución y parecen más un placebo.

Ya sabemos que ningún plan es perfecto, y los de ClassPass menos, por más dinero e intenciones que se tengan, la historia nos demuestra una y otra ves cómo grandes empresas y hasta imperios caen justo en el momento más alto de sus logros, aunque nadie sabe a ciencia cierta que puede pasar, siempre es importante tener un plan B y hasta C, teniendo ahora como escenarios futuras ‘pandemias’ algo que muy probablemente no ha ha sido tocado dentro de posibles riesgos de la estrategia de muchas empresas, incluidas ClassPass. Y es que en realidad nadie sabe como los hábitos de las personas van a cambiar y cómo esto le afectara a ClassPass, pero lo que es seguro, es que ya nada será igual y el tiempo nos dirá.

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3 COMENTARIOS

  1. […] la década, pero a costa de muchos centros de entrenamiento que usan su plataforma, ademas de estar entre la espada y la pared por la actual crisis del Covid-19 y la inevitable revolución digital en la industria […]

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